Friday, 4 March 2011

¿Qué ha cambiado?

Siendo niño veía mucha televisión. En realidad lo veía casi todo. Veía muchas pelis en blanco y negro, muchas veces en la tele en blanco y negro de mi cuarto. Los Sábados a las 15:00, si no recuerdo mal, teníamos que estar en algún sitio con tele para ver Mazinger Z, y los domingos a las 15:30, en TVE 2, para ver “La Masa”. Recuerdo  un día en “La noria” en Navalcarnero porque la tele se estropeó y me llevé un gran berrinche. No había video y no se reponía apenas nada, solo había 2 canales (que al principio ni siquiera emitía 24 horas ¿te imaginas?), por lo tanto, lo que no veía en vivo “sabía” que no lo vería nunca salvo, quizás, en mi cielo infantil. También me perdí el último capítulo de Ulyses 31. Entonces llegó un gran avance: En 1982 mi padre compró un video Beta marca Emerson. Entonces miraba todos los días la programación de tv en en la última página de los periódicos y si algo no podía verlo lo programaba para grabarlo y verlo más tarde. Casi todos los días había películas y siempre había algo que ver. Muchas veces ocurría que algo fallaba, y la grabación no funcionaba bien, y yo me volvía a llevar un berrinche. También servía para evitar peleas con mis hermanos, porque en más de una ocasión cada uno quería ver un canal distinto. Grabábamos un canal mientras veíamos otro. Grabamos “Mickey y Donald” y otros programas y películas, que luego veíamos una y otra vez.

¿Todo gratis? No. También íbamos mucho al cine. Íbamos  una vez al mes como mínimo; normalmente más. Recuerdo ver Superman, Aterriza como puedas, Condorman, El autobus atómico; recuerdo ver El Abismo Negro y Se nos ha perdido un dinosaurio en los Windsor,  El Imperio Contra-ataca en el sótano de Torre de Madrid, o Cazafantasmas en el Capitol. Recuerdo que el piloto de “La Masa” se estrenó en España en cines un verano de cuando las vacaciones eran de un mes entero. Cuando volvimos de las vacaciones ya solo la ponían en el desaparecido cine “Metropolitano” junto a Cuatro Caminos a las 10 de la noche. Yo era muy pequeño, pero debido a mi insistencia mi padre me llevó junto a mis dos hermanos mayores. Además, con el vídeo comenzamos a alquilar pelis. Entonces sólo había un videoclub en la zona en “El Corte Inglés” de Castellana. Casi todos los días mi madre nos llevaba de camino de vuelta del cole y alquilábamos una peli que no habían puesto en la tele, o a veces un documental sobre fantasmas, o sobre El Triángulo de las Bermudas. Vimos muchas películas japonesas de batallas y ciencia ficción… muuuuuy cutres, pero nos gustaban igual. Comprábamos los bonos de 10 películas y los alquileres volaban. Los cumpleaños, en casa o en el cine, solían incluir una peli. Nacho, mi mejor amigo, nos llevó al cine a ver “Viaje alucinante al centro de la mente”. También invitaba a mis amigos a casa a ver películas, y mis amigos a las suyas. Así descubrí el piloto de la serie “Galáctica” o la peli de ”El experimento Philadelphia”, en casa de Rosón, o “Terminator” en casa de José María García-Barrios. Lo mejor de todo era poder compartir las pelis; comentarlas con ellos.

Recuerdo que el debate en aquella época era que el video hundiría a las salas de cine y que solo se vería el cine en casa, en video. Al fin y al cabo “¿Quién podría querer ir al cine si podía verlo en casa?”. Obviamente no fue así: Algunos cines desaparecieron, sí, desapareció la sesión continua y también surgieron los multicines. Pero la gente seguía yendo al cine. Yo veía todo el cine que podía, de todas las maneras que se podía.

Con el tiempo, el Beta desapareció y nos compramos un VHS. En ese momento, descubrí que podía grabar de un video al otro, así que alquilaba las pelis y las grababa para poder verlas una y otra vez, o les copiaba pelis a mis amigos. Llegué a tener unas 200 cintas de video entre grabaciones de la tele y copias “piratas”. Curiosamente apenas compré pelis en video por dos motivos: Se veían mal y eran caras, al fin y al cabo no aportaban nada porque  “ya las pondrían en la tele”. Eso cambió cuando salió el DVD, porque, seguía siendo caro pero al menos se veían de lujo, y además traían cosas como los comentarios de los que habían hecho la peli: un sueño hecho realidad… pero para entonces ya era mayorcito.

Con la música pasaba algo parecido. Escuchaba la radio y grababa las canciones que me gustaban, a veces compraba un LP y lo grababa a cinta para poderlo oír en el coche, o en el Cassete de mi habitación. También tuve muchas cintas aunque menos, porque las pelis duraban 1 hora y media, y las canciones 3 minutos. Digamos llegue a grabar unas  50 cintas de las de “90” (minutos). Mis amigos me pasaban sus cintas y yo las copiaba y ellos se copiaban las mías. Había muchas quejas de la piratería; parece ser que en el rastro se vendían cassetes piratas; y de videojuegos también.

Y hasta donde yo sé, el resto de la gente hacía lo mismo: Iba al cine más o menos, veía y grababa pelis de la tele y de lo que le dejaban sus amigos, y compraba algunas cosas que compartía con los demás. Solo el que estaba podrido de pasta compraba todas las películas que quería… incluso a veces ni siquiera las veía.

¿Qué ha cambiado? Pues ahora, para empezar, ya apenas tenemos video en casa. Y además las televisiones no respetan sus programaciones ni los horarios, por lo que intentar seguir una serie o una peli en la tele, o incluso grabarla, es tarea imposible. Además los anuncios ahora son tremendamente abusivos, haciendo que una peli que antes duraba 2 horas se transforme ahora en 3 horas. Es absurdo perder el tiempo en grabar algo de la tele. Lo único que veo en la tele es lo que pongan que no requiera mucho esfuerzo cuando acostamos a los niños y antes de acostarnos nosotros (es decir: unos 20 minutos) que ahora mismo suele ser El Hormiguero. Veo la tele mientras leo mi correo, el foro de Marvel Age, o los mensajes de Twitter. Los fines de semana me veo una peli. A veces dos. Tengo un proyector de 720p en casa y un buen equipo de sonido. Ya no compro DVDs… ya no me caben. Los últimos fueron las temporadas de Lost que ya había visto, pero que me apetecía comprar y tener y que compré en el Reino Unido, en play.com porque salía como un 25% más barato que comprarlo en una tienda en España (¿tendrán esto en cuenta en las bajas ventas de DVDs en España o lo achacarán solo a las descargas?). Ni loco me compraría un BluRay, que quedará obsoleto en 4 años (o menos). Así que para aprovechar el proyector y ver bien las pelis solo puedo recurrir al MKV, el nuevo divx, es decir: pirata. Es molesto, porque tengo que descargar la peli con tiempo y tarda un par de días en descargarse, pero no hay una opción más cómoda que me lo de. Ni pagando (a los dueños, se entiende. Jamás pagaría por un Megaupload o un Rapidshare). Me encantaría poder comprar una peli y podérmela descargar siempre que quisiera verla, en el formato que sea, y no tener que guardarla en mi Disco duro, porque ¡son tantas! pero no puedo. Sigo yendo al cine: con los niños cuando hay alguna peli para ellos, en muy contadas ocasiones que podemos dejar a los niños con alguien y alguna vez que me escapo entre semana, después de acostarlos.

La diferencia es que ya no pierdo tiempo grabando, o mirando la programación de la tele, sino que me descargo lo que puede interesarme (siempre en buena calidad, no me importa esperar), y sigo yendo al cine cuando sale alguna que me apetece mucho ver (las de Marvel, o la última de Sánchez Arévalo, al que descubrí porque mi primo me pasó “Azuloscurocasinegro”, ya sabes: pirata, y me encantó). Ya no compro pelis, como no las compraba en VHS. Y en lugar de alquiler, últimamente me tienta filmin en el que caeré en breve (si no tuviera un catálogo tan limitado y nada para niños había caído hace meses) y me intriga Youzee.

Personalmente no creo que haya cambiado mucho, salvo por el hecho de que antes podía ir más, y ahora puedo ir menos al cine. No creo que ahora sea más ladrón que antes ¿lo soy?

4 comments:

Anonymous said...

El principio es precioso, parece un cuento. El resto, un post útil, pero me he puesto triste cuando has empezado con la reflexión. ¡Yo quería el cuento!
P....!

Anonymous said...

Ha cambiado que la generación de nuestros padres y la siguiente quiere cobrar por todo y a todos. Igualitarismo mal entendido.
La calidad se desprecia, se desprecia los consumidores y primero se les llama ladrones, y hay que probar la inocencia. Esto pasa con todo, desde las multas a hacienda, a los dvds.. Una pena.
Nacho

Angel Guerrero said...

Buena reflexion, Miguel.

Yo me quedo con una pregunta muy superficial y que no tiene nada que ver con el sentido final del post: ¿También os peleábais con vuestros padres los domingos porque ellos querían ver "Verano Azul" y vosotros "El Increible Hulk"? Mis peleas eran de campeonato, tío

Omoloc said...

P...! ya tienes un cuento nuevo. Esto lo tenía escrito desde hace tiempo y estaba retocándolo.

Nacho, yo también creo que el problema es del ansia de las empresas (corporaciones) de dinero (beneficios). Antes había un acuerdo tácito de ver/pagar. Cuando llegó el DVD, y en época de vacas gordas, la balanza se decantó a su favor, y ahora ha vuelto a su ser, pero no quieren perder lo ganado (lo cual es muy humano).
Caso aparte es la voracidad descontrolada de la SGAE que pretende (con una política de agentes a comisión) extraer hasta el último céntimo a la gente (¿Peluquerías?... ¿Estamos locos?) cuando antes no lo hacía.

Angel... yo me peleaba con todo el mundo para verla. Incluso en establecimientos comerciales, pero no recuerdo que fuera contra verano azul...